Entrevista a Luis Lombana, CEO de Ficosterra
¿El proyecto “Nutrialgae” ha cumplido las expectativas de sostenibilidad y económicas con las que surgió dentro del Ocean Innovation Challenge?
El resultado obtenido nos ha sorprendido a nosotros mismos, pues ha mejorado el objetivo inicial que nos marcábamos. Nuestro reto era demostrar que el uso de los bioestimulantes de extractos de algas y microorganismos ficosagro ® y cystium-k ® nos permitiría reducir el uso de fertilizantes de origen mineral y mantener la productividad de la cosecha. Un año y medio después hemos comprobado tanto en los ensayos de México como en los de Marruecos, amparados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que hemos logrado reducir un 30% la fertilización convencional y aumentar al mismo tiempo la productividad de la cosecha hasta un 20%, dependiendo de las características del suelo, con la consiguiente mejora en la huella de carbono y protección de los océanos.
La investigación desarrollada dentro de “Nutrialgae” también ha mostrado que la aplicación de estos bioestimulantes, certificados por la agricultura orgánica, también es positivo para la rentabilidad del agricultor, pues multiplica por dos el valor de la inversión.
¿Cuál es el balance que Ficosterra, como única empresa española en el OIC, hace de esta experiencia internacional?
Para nosotros ha sido un proyecto muy enriquecedor, que nos ha dado la oportunidad de colaborar con diferentes partners, compartir sinergias, y apostar por la sostenibilidad, la seña de identidad de la agricultura que estamos entre todos configurando para el siglo XXI.
A nivel de empresa y me atrevería a decir como marca España ha sido un orgullo haber sido uno de los proyectos elegidos entre las más de 600 candidaturas presentadas en todo el mundo, y liderar el único español seleccionado en esta convocatoria del Ocean Innovation Challenge. Estamos en línea con lo que cada vez más se apuesta en nuestro país: la innovación, la sostenibilidad y la economía circular, conceptos que hoy se erigen como palancas de desarrollo, crecimiento y protección de la salud del campo, el océano y el planeta, en general.
¿Cuáles son los beneficios que aportan las algas en el crecimiento de las cosechas?
Se trata de una materia prima que nos proporciona la naturaleza y el elemento base con el que elaboramos los bioestimulantes de Ficosterra. Con ella, dibujamos el círculo perfecto de economía circular, pues la recogemos de forma sostenible, la empleamos en la tierra y, tras dejar sus beneficios en los cultivos, termina volviendo al mar, 100% trazable.
Los bioestimulantes de extractos de algas marinas mejoran la eficiencia de los agronutrientes, y, por tanto, la productividad y los rendimientos de los cultivos a la vez que reducen el uso de fertilizantes químicos convencionales, como hemos podido comprobar recientemente con los ensayos internacionales “Nutrialgae”. Además, ayudan a regenerar el suelo, son saludables para los cultivos, y evitan la contaminación medioambiental. Su sostenibilidad está garantizada por la certificación en Ecológico.
Merece la pena que nos fijemos en estos beneficios de las algas marinas y potenciemos su empleo, algo que ya percibieron hace muchos años los primeros agrónomos como fue Columela. Se tiene constancia que en el siglo I ya se empleaban las algas de arribazón para fertilizar la tierra.
¿Cómo responde el mercado agrícola español al abandono de la fertilización química que marcan las directrices europeas en favor de alternativas ecológicas como los bioestimulantes de extractos de algas marinas?
El mercado español es consciente de la premura de virar hacia la sostenibilidad en sus prácticas agroalimentarias, y es permeable a soluciones como los bioestimulantes de extractos de algas marinas. La demanda va en aumento, y tenemos que reconocer que el imperativo legal que marca Europa ha sido un gran incentivo para ello.
“Nutrialgae” ha sido un caso de éxito de colaboración público-privada en esa línea de sostenibilidad, en la que hemos contado con centros de investigación, agencias de desarrollo de Suecia, Noruega y empresas privadas de México, Marruecos y España. Nuestra meta es continuar con esta experiencia, transferir tecnología y replicar estas prácticas en otros países, especialmente, en vías de desarrollo, con este modelo privado-público, que involucre también a inversores.
En el caso de España, la normativa europea va calando poco a poco en el mercado y eso ayuda a que las soluciones 100% sostenibles como las que aporta Ficosterra, de probada eficacia, tengan cada vez mayor aceptación entre los agricultores. Con ellos hemos trabajado en los cinco años de existencia de Ficosterra, así como con instituciones que también apuestan por el I+D vinculado con el respeto al medioambiente. Agradecemos la colaboración de las universidades de Almería, León o Valladolid; centros de investigación como el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del CSIC y el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), y clientes como Guivarto en Almería, o Valenzuela & CiA en Huelva.